Este blog forma parte del proyecto Diario Intímo de una Ficción Verdadera.Se realiza dentro del marco de la materia Redacción Universitaria de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, división Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Humanidades, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen.

martes, 21 de febrero de 2012

Viaje inesperado

La tarde del día anterior fue una de las mas hermosas de mi vida. De nuevo lo vi, me dio un beso que me hizo sentir muchas sensaciones en el cuerpo una felicidad distinta a las que se generan en el transcurso de la vida.  Aquella que es provocada por estar en contacto físico con otra persona  que cumple todos tus estereotipos. Claro esta que en la vida experimentas sensaciones que provocan suficientes endorfinas, como cuando sé es pequeño y recibe un dulce. Sin embargo yo ya no era una niña, y esta vez sentia mis hormonas mas aceleradas; era mi primer beso,  mi primer amor, el que nunca se olvida no importando que pasen seis años desde ese entonces, ya que hasta este momento es un bello recuerdo, pero al mismo tiempo doloroso.
Sentí que lo estaba idealizando y eso no era bueno, pero por fortuna mi raciocinio aún era parte de mí y no fue nulo a pesar del amor que tenía por él.
La aproximación del inicio y del fin de cada mes me era muy desesperante; siempre anhelaba su regreso cerca del teléfono. Los días transcurrían mi paciencia se agotaba, esta espera duró casi dos años: un mes me marcaba al otro no, el siguiente si, hasta que llego octubre lo recuerdo muy bien esa tarde nos citamos y me propuso irme con él a Monterrey me dijo que viviesemos juntos que lo dejará todo: mi familia, mi escuela, mis amigos, quería que compartiese su rutina tan acelerada. Sí me queria ir  pero tenía 15 años ádemas él no me amaba  y pensé que era muy egoísta al hacerme esa proposición. En mi cabeza me invadierón muchas prguntas ¿Y si me dejá en Monterrey? ¿Me amará tanto para que viva con él? no lo sé. Nos quedamos en silencio y mi lindo Sinuhé esperaba mi respuesta con  prematura, tenía que apresurarme si decía que sí nos ibamos esa misma noche y si respondia -No- me abandonaba para siempre por un año: Ese viaje era parte de su trabajo y yo no quería que se fuera otravez Y qué cuando necesitase un beso un abrazo no estuviese ahí conmigo para darmelo. Pero dije -No, no me voy suerte en tu viaje-.    

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